De apellido, voluntario

Francisco Molina Arcos es la personificación de la palabra dedicación. Su capacidad para ayudar a los demás, y su intensa vocación social, hacen que sea uno de los mejores estandartes del programa de Voluntarios de Obra Social ”La Caixa”.

Este almeriense, ya jubilado, tiene a sus espaldas una trayectoria de más de trece años colaborando muy activamente en diferentes proyectos dentro de la causa social.

Sin embargo, echando la vista atrás y recordando sus inicios, admite que no hubo un punto de inflexión que le hiciera dedicarse al voluntariado. Simplemente se apuntó y se metió de lleno. Se enganchó tanto, que además de ser parte del programa de voluntariado, es delegado de UNICEF y vicepresidente de Proyecto Hombre en Almería, y lleva ya varios años viajando a países de Asia y África para ayudar en diferentes iniciativas.

Todas estas causas le suponen un trabajo inmenso, sin duda, pero ese esfuerzo y tiempo dedicado son sólo una pequeña inversión a cambio de las sensaciones que recibe de vuelta.

Para mi el sentimiento de felicidad es enorme. [...] Estar con ellos y acompañarles me hace pasar un día maravilloso.

Francisco Molina Arcos

Para Francisco es muy difícil quedarse sólo con un colectivo de todos a los que ha tenido la oportunidad de ayudar, pero sí reconoce que las actividades con niños con Síndrome de Down son las experiencias que más cariño le devuelven.

En concreto, recuerda una obra de teatro con marionetas en la que participaron ocho chicos con Down, ayudados por ocho Voluntarios de la Obra Social ”la Caixa”. La actuación tuvo lugar en un auditorio con un aforo para 900 personas, y afirma que fue una experiencia espectacular para los voluntarios, pero sobre todo para los niños y sus familias porque significó mucho para ellos y se implicaron de lleno.

Recientemente, el diario IDEAL le ha reconocido como almeriense del año, por toda su trayectoria como voluntario y su implicación social en Almería, premio que ha recibido muy agradecido y con gran honor.

La satisfacción es la misma con premios que sin premios, pero como voluntarios, vemos situaciones muy difíciles y muy duras, y creo que algo así también es un incentivo que te empuja a seguir y nos ayuda a que la labor que hacemos también tenga más repercusión.

Tal y como nos cuenta Francisco, cuando la gente se involucra en el voluntariado participa con mucha ilusión, pero poco a poco ese empuje del inicio se va difuminando y se van perdiendo las ganas.

Por esta razón, también es importante y necesario que los medios de comunicación se conviertan en el altavoz de la labor que realizan los voluntarios. Y quizá así, motivar a más personas para dar el salto y engancharse al algo tan bonito, reconfortante y vital para la sociedad, como es el voluntariado.