Ser tutora ha sido una oportunidad única

Rocío Castelló ha sido cooperanteCaixa durante dos años consecutivos, el primero en la selva peruana y el segundo en Colombia. Por eso, ha sido seleccionada para ejercer como tutora de una de las voluntarias que la ONU tiene trabajando en América del Sur.

Aparentemente su trabajo era sencillo. Después de recibir el currículum y la descripción de los proyectos que esta voluntaria estaba liderando en el terreno, tenía que entrevistarla y valorar las aptitudes y competencias que le permitirían seguir con su voluntariado.

Pero las cosas nunca son tan fáciles: Norma en Honduras, Rocío en Barcelona; las 8 horas de diferencia horaria y el difícil acceso a la cobertura fueron algunas de las barreras que tuvieron que superar juntas.

En sus conversaciones, descubrieron que tenían muchas cosas en común y habían experimentado situaciones similares. Las dos compartían muchas vivencias paralelas y Rocío sabía lo costoso que resulta salir de la zona de confort y dirigirse a una comunidad rural, alejada de las comodidades que ofrece la urbe, ya que lo había experimentado como cooperante.

Los proyectos que Norma está dirigiendo en su país los desempeña en comunidades indígenas en las que lucha por la alfabetización, la mejora del acceso a la sanidad y la reducción de la tasa de suicidios. Rocío, como tutora, tenía que evaluar la capacidad de la voluntaria hondureña para trabajar en equipo, su capacidad para aprender constantemente, su flexibilidad y adaptabilidad.

Valorar las habilidades de un profesional es una gran responsabilidad

Rocío Castelló

El resultado ha sido muy positivo. No solo porque Rocío ha confirmado que su homóloga está altamente capacitada para desarrollar voluntariado de campo, sino porque, además, han entablado una amistad a distancia y sin conocerse físicamente.