Las cuatro visiones de un mismo viaje
Cuatro perfectos desconocidos con un destino común: la India. Todo empezó tres meses antes, cuando desde CooperantesCaixa les asignaron el proyecto que iban a desarrollar durante 21 días, participando en el programa Work 4 Progress.
La entidad Work 4 Progress permite que los voluntarios utilicen su talento para ayudar a desarrollar el empleo en los países en los que está presente. Por eso, David Garín, Jordi Calvet, Lola Pardo y Álex Larrinaga tenían asignado un trabajo concreto relacionado con sus habilidades y que empezaron a desarrollar el mismo día en que les confirmaron que su destino era el país hindú. Así pues, se pusieron en contacto con Development Alternatives (DA), la entidad que desarrolla el programa en la India y que ha conseguido crear más de 500 puestos de trabajo.
Jordi y Álex, por ejemplo, debían trabajar en una herramienta financiera que permitiera a los emprendedores tener control sobre su empresa. Para ello generaron una plantilla Excel en la que poder contemplar todas las variables posibles. Como nos cuenta Jordi, “esta herramienta les permitirá en un futuro tener más conocimientos sobre su empresa, estar protegidos y mejor preparados a años vista”. Álex está convencido de que no podría haber estado en un proyecto mejor: “Ha resultado muy enriquecedor apoyar a emprendedores y sus ideas ayudándoles a no depender solo de un ingreso familiar”.
David tiene un perfil más informático, así que a él le encargaron la difícil misión de generar una comunidad virtual que funcionara como una red de apoyo entre los emprendedores. Hasta el momento, las visitas y consultas se hacían de forma presencial, pueblo a pueblo, lo que resultaba ser muy lento. Como cuenta David: “Una comunidad virtual les permitirá ser más eficaces e incluso poder montar una red de ventas”. David diseñó los wireframes y Lola añadió la literatura; en este caso, bautizó a la comunidad como Virtual Village. Porque a Lola se le da muy bien contar historias y en eso consistió su trabajo: desarrollar una propuesta para la comunicación digital del proyecto y “para hacerlo comprensible lo hice a través de un storytelling en vivo y directo”, explica.

Lola Pardo

El trabajo de un grupo de personas que, durante 21 días, unen sus fuerzas en un fin común y comparten a diario sus experiencias alrededor del proyecto solo puede aportar cosas positivas. Hasta de las apariciones de los temidos monzones en la India se pueden sacar cosas positivas, ya que de aquellas reuniones en las que apenas funcionaba nada por culpa de la lluvia, se sacaban las mejores impresiones sobre qué hacer en el resto del día. En la India, convienen nuestros cuatro colaboradores, hay que ir “partido a partido”, como ha hecho popular Diego Simeone, entrenador del Atlético de Madrid.
Las jornadas fueron largas y provechosas. Tras el trabajo en equipo, los cuatro “magníficos” de esta aventura convinieron en que el running era la mejor manera de descubrir el entorno en el que estaban trabajando. No hubo descanso, salvo los días que fueron a visitar los proyectos, como por ejemplo cuando conocieron a un grupo de cinco mujeres emprendedoras que con 500 rupias (6,25 euros) por cabeza, en su caso todos sus ahorros, habían arrancado su negocio de “especies en bolsitas”. Un caso similar al de otras mujeres que, en este caso, han creado un negocio manipulando cajas de embalaje.

Nada hubiera sido ni la mitad de productivo de no haber tenido la oportunidad de visitar el territorio. El conocimiento del terreno es básico, y obviamente no solo para la idea de cualquier negocio. Se trata de acercarse a la calle para enriquecerse emocionalmente, a la vez que cobras esa solidez en lo que estás haciendo para que el negocio salga adelante. Esta fue una de las ideas principales en las que trabajaron los cuatro.
El punto culminante del viaje fue participar con un stand en el Congreso MELA (Bundelkhand) con el objetivo de dar soporte y asesoría en la creación de empresas a un centenar de microemprendedores para que pudieran empezar a sacar adelante sus sueños empresariales. Los microcréditos, por ejemplo, suelen formar parte del inicio de cualquier aventura de este tipo.

Lola, David, Jordi y Álex quizá no sean amigos todavía, pero sí reconocen que son “compañeros de experiencia”, hasta el punto que aquel tiempo de running que narrábamos antes consiguió que, por ejemplo, Lola lograra conocer límites de su resistencia física que ni intuía hasta esa fecha. Estos 21 días sin jefes a los que reportar permitieron al póker de “enviados especiales” poder descubrir por ellos mismos los caminos de la experiencia. “Fue como llevar a un niño a Disneyland: todo lo vives con ilusión y misterio”, coinciden.
Con todo, el viaje a la India se convirtió en una vivencia inolvidable, poco habitual en estos tiempos que corren en los que el postureo es, a menudo, más importante que lo relacionado con el corazón, los sentidos y los sentimientos. “Las miradas, las sonrisas, la discreción de sus gentes… Todo lo que vivimos allí fue verdadero”, apuntan. Y será verdad y a tener cuenta, sabiendo que esas percepciones fueron palpadas de siete de la mañana a diez de la noche, 21 días seguidos: un Gran Hermano en toda regla. Pero sin cámaras.