La empatía social, un valor fundamental

Rosa María Risalde, voluntaria de Madrid, transmite una vitalidad que impresiona, y en su caso, el voluntariado es algo muy importante de su vida y parte responsable de esa energía y positivismo que desprende.

A través de una experiencia vital muy definitiva como fue superar un cáncer, y ayudar a su padre a superarlo al mismo tiempo, Rosa María se planteó la vida de otra manera. A partir de ese momento, su vocación de ayudar a los demás cobró un nuevo sentido. “Desde esa experiencia mi vida pasa por ayudar a la gente, es la única manera que tengo de devolverle a la vida lo que me ha dado a mi. Me siento super agradecida”.

Rosa María es una voluntaria muy activa dentro de la Asociación de Voluntarios de ”la Caixa”, y ahora desde casa está participando en todas las iniciativas online que puede, dedicando tiempo y esfuerzos a hacer esta situación más llevadera a quién más lo necesita. Desde Cartas contra la soledad, Cadenas de vida, o incluso enviando cartas a los pacientes de COVID-19, Rosa María intenta transmitir ánimos y contarles su propia experiencia de superación para animarles a salir adelante. Es decir, cualquier detalle por pequeño que sea puede marcar la diferencia y hacer olvidar esa soledad que están sufriendo muchas personas, aunque solo sea por unos instantes. “Pienso en toda la gente que está viviendo esto en soledad en los hospitales, y si mi carta sirve para generarles una sonrisa, me parece hasta poco”, comenta.

Sentirnos identificados con la situación que tenemos enfrente es lo único que puede movernos a ayudar.

Rosa María Risalde

En situaciones de crisis cualquier ayuda es necesaria, y en este contexto en el que estamos viviendo, desde nuestras casas y con el único requisito de la conexión a internet se puede hacer mucho. Rosa María recuerda, además, que la empatía es un factor decisivo para animarse a ayudar. “Si por un minuto puedes ponerte en el otro lado, eso ya te mueve y te hace participar. Y cuando le mejoras la vida a alguien, aunque sea por un minuto, eso no tiene precio ninguno”.